por Inés Martínez García
En «El libro definitivo sobre Redes sociales. Claves para padres y educadores», su autora Laura Davara cuenta que «el 60,18% de los padres españoles dedica una hora o menos a educar a sus hijos sobre seguridad y privacidad en Internet». Hemos hablado con la abogada y Formadora en Derecho TIC: protección de datos (entre otras tantas cosas) sobre su libro... ¡y algo más!
por Inés Martínez García
Disponible la primera edición de «El sistema europeo de fuentes», de Ricardo Alonso García y Paz Andrés Sáenz de Santa María, publicada por la Fundación Coloquio Jurídico Europeo Madrid.
por Inés Martínez García
En los últimos años, la actividad relacionada con los derechos de autor y demás derechos afines o conexos, ha experimentado una constante expansión, tanto a nivel nacional como internacional.
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La Universidad Central durante la Segunda República fue uno de los espacios intelectuales más atractivos de la denominada Edad de Plata de la cultura española, y constituyó en sí misma un verdadero núcleo de excelencia científica y académica a la altura del esplendor artístico y literario de aquellos años, aportando a la nómina de intelectuales más destacados los nombres de muchos de sus profesores.
Aquella Edad de Plata universitaria que se venía gestando en los años veinte con el progresivo acceso a las cátedras de una nueva generación más preparada que debía buena parte de su formación a las estancias en algunos de los principales centros de investigación europeos y a la actividad de los institutos y laboratorios de la Junta para Ampliación de Estudios, tuvo su momento de mayor apogeo durante la Segunda República por una cuestión de madurez intelectual y respaldo institucional.
El plantel de profesores de la Facultad de Filosofía y Letras era algo extraordinario. En sus aulas se podían escuchar las clases de metafísica de José Ortega y Gasset, las de filología de Ramón Ménendez Pidal, las de historia del arte de Elías Tormo, las de historia medieval de Claudio Sánchez-Albornoz, las clases de lógica del líder socialista Julián Besteiro, las de historia de la lengua de Américo Castro, las de filosofía del joven José Gaos o las de ética de su decano Manuel García Morente, junto a los que también impartían clase el ministro Domingo Barnés, el arabista Miguel Asín Palacios, al paleógrafo Agustín Millares Carlo, el pedagogo Luis de Zulueta, o el paleontólogo Hugo Obermaier, entre otros. Todos ellos eran figuras de extraordinario relieve en sus respectivas disciplinas, pero además tenían una gran ascendencia sobre la vida cultural española de la época, muchos de sus libros contaban con miles de lectores, y algunos desempeñaron además papeles muy relevantes en la vida política española.
La Facultad de Derecho contaba también con una brillante nómina de destacadas personalidades de la justicia, la abogacía, el derecho y la vida política. Eran catedráticos entonces figuras como los ilustres juristas internacionales Rafael Altamira y José Yanguas Messía, los ministros Fernando de los Ríos y Agustín Viñuales Pardo, el célebre penalista y padre de la constitución republicana Luis Jiménez de Asúa, el historiador del derecho Galo Sánchez, los conocidos juristas Felipe Sánchez Román y Joaquín Garrigues y Díaz-Cañabate, el economista Antonio Flores de Lemus, o el secretario de la Junta para Ampliación de Estudios José Castillejo, por mencionar sólo a algunos.
La Facultad de Medicina contaba también con un buen número de científicos de reconocido prestigio internacional, muchos de ellos discípulos de la afamada escuela histológica española de Ramón y Cajal. El histólogo Jorge Francisco Tello, el terapeuta Teófilo Hernando, el endocrino y famoso humanista Gregorio Marañón, el oftalmólogo Manuel Márquez, los patólogos Gustavo Pittaluga, Carlos Jiménez Díaz y León Cardenal, el ginecólogo Manuel Varela Radio, o el fisiólogo Juan Negrín, que era diputado socialista y llegó a ser el último primer ministro de la República.
En la Facultad de Farmacia destacaban figuras como los químicos Antonio Madinaveitia y José Giral Pereira, o el botánico José Cuatrecasas, mientras que en la Facultad de Ciencias las clases estaban a cargo de científicos de la talla del matemático Julio Rey Pastor, el físico Blas Cabrera, el zoógrafo Cándido Bolívar, el geofísico Arturo Duperier, el geólogo Eduardo Hernández Pacheco o el químico Miguel Catalán.
Curiosamente escasean en todas las facultades los nombres femeninos, que seguramente hubiesen accedido pronto a las cátedras de no haber sido cercenada en tan poco tiempo la democracia española, pues en los peldaños inferiores del escalafón empezaban a despuntar ya las carreras de María de Maeztu, Dorotea Barnés o María Zambrano, y eso también era un componente propio de los cambios sociales desarrollados por la Segunda República.
Modernización y conflicto: la Universidad Central en los años treinta: Álvaro Ribagorda 1. LAS TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES La Junta para Ampliación de Estudios y la Universidad Central: Luis Enrique Otero Carvajal La reforma de la Facultad de Filosofía y Letras y sus referentes internacionales: Antonio Niño La Fundación del Amo y las residencias de la Ciudad Universitaria: Álvaro Ribagorda 2. LA RENOVACIÓN DE LAS DISCIPLINAS: LA FILOLOGÍA Y EL DERECHO El desarrollo científico de las humanidades: la Sección de Filología de la Facultad de Filosofía y Letras y del Centro de Estudios Históricos: Mario Pedrazuela La modernización del discurso jurídico en la Universidad Central durante la Segunda República: Sebastián Martín 3. LAS REDES CIENTÍFICAS: LA RELACIÓN CON EL MUNDO AMERICANO La inserción de la Universidad Central en las redes científicas y culturales americanas: Consuelo Naranjo Orovio Entrecruzamientos hispano-americanos en la Universidad Central (1931-1936): Leoncio López-Ocón. 4. LA VIDA UNIVERSITARIA: POLITIZACIÓN, CONVIVENCIA Y GUERRA La politización de la vida universitaria madrileña durante los años veinte y treinta: Eduardo González Calleja La Facultad de Derecho de la Universidad Central en sus actas (1931-1936): José María Puyol Montero Las tres vidas de la Universidad de Madrid durante la Guerra Civil: Carolina Rodríguez-López BIBLIOGRAFÍA
IAN GIBSON
Ribagorda y Calleja han creado un grupo de investigación excelente, que saca a la luz una de las etapas más brillantes de la universidad española, cenit intelectual y modelo a académico a imitar en estos tiempos en que la voracidad empresarial instaurada en el poder del Estado desprecia y destroza las universidades españolas. Un trabajo excelente y una lectura apasionante.
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